Una puerta… Una puerta puede esconder, proteger, alejar, reunir. Una puerta puede dar paso al futuro o bien tragarte en el pasado.
Una puerta es una etapa. Puede ser mas o menos significativa. Hay puertas que recuerdas toda tu vida.
Yo recuerdo la puerta del 21 de Mayo 2014. Una puerta que se cerro en cuanto entre en la consulta de mi medico. Esta puerta marco un antes y un despues. Esta puerta me separo de mi vida rutinaria. Esta puerta dio paso a una de varias etapas que todabia afronto. Esta puerta escondia la llave del decenso al infierno, del desconocido, de una sorpresa amarga, de una nueva vida. La puerta se cerro, para nunca jamas abrise al pasado. Esta puerta encerraba mi diagnostico.
Recuerdo bien esa puerta. Recuerdo que tras caer el diagnostico, el medico salio de la consulta con un paso firme y rapido, dejando esta puerta entre abierta. Esa puerta me separaba del desconocimiento con el que entre. Me separaba de Alexandra que me esperaba al otro lado. De esa puerta vi su cabeza, con una sonrisa a la vez preocupada, inquieta y consoladora, asomarse y preguntarme: «y bien, que te dijo?».
Esa puerta parecia marcar una distancia kilometrica entre Alex y yo. Me recordaba que minutos antes estaba ahi, sentada del otro lado, en la sala de espera y sin el conocimiento que ahora me habian entregado y que era como un salto en un pozo sin fondo.
Melanie…
Mis ojos en el vacio, mi mente incredula, perdida, y la voz rompiendose, conteste por primera vez en mi vida: «tengo diabetes».
Entre por esa puerta con preocupaciones, sali por esa misma puerta con diabetes. Y con una nueva vida por empezar.