Igual que todos no llevamos las mismas gafas tampoco llevamos el mismo MCG.

Mi nombre es Iria, y convivo con mi marido y dos niños de 9 y de 4 años, papá y el peque desde el añito y medio, tienen diabetes.
Nuestro día a día se puede resumir en tres palabras, CONTROL, PACIENCIA Y ADAPTACIÓN jeje palabra conocidas por todos.
Papá va con pinchazos, el pequeño Xabi con bomba… eso sí los dos con MCG, diferentes sistemas pero ambos a día de hoy totalmente imprescindibles en sus ajetreadas vidas.
Mi marido trabaja a turnos (mañana, tarde y noche) los desajustes horarios que ya trastocan a cualquier persona son tremendamente duros para una persona con diabetes, antes de usar MCG su día a día era extremadamente complejo, con subidas a las nubes y bajadas a los infiernos en cuestión de minutos y en cualquier momento, a veces el más inorportuno (trabajando, conduciendo, al cuidado d los niños aún bebés, jugando al fútbol, en medio de un baño en la piscina…) rara era lo noche que podía dormir del tirón sin despertarse entre sudores y temblores fríos con unas hipos que a penas le dejaban poner la tira en el medidor….
Mi pequeño Xabi de 4 años es pura pasión y energía, no para ni un minuto quieto (solo cuando duerme:))) el primer año controlamos la enfermedad (lo de control es un decir) a pinchazos y los primeros meses sin MCG, aquello lo recuerdo hoy como una auténtica pesadilla, que al pensar en ella aún me da pavor, hipoglucemias completamente asintómaticas que podías confurndir con una llanto por hambre, por un pañal sucio o por sueño, ojitos en blanco y una palidez en su rostro que te recordaban cada poco tiempo que tu hijo estaba…..ENFERMO y que ni por un minuto del día podías descuidarte o bajar la guardia mañana, tarde y noche…. qué noches aquellas sin MCG!!! buf!!! poniéndonos el despertador cada dos-tres horas, velando su sueño como si fueramos papá y mamá dos zombies, con un miedo atroz a que una hipo de esas terribles que le ocurrían por el día pudiera perturbar su dulce sueño con terribles consecuencias. Antes de usar la MCG he visto a mi hijo tumbarse en el parque con a penas dos añitos con la mirada perdida y sin responder a la llamada de su madre, una madre comida por los nervios y la rabia de que lo que más quería en ese mundo tuviera que pasar por esas situaciones de extremado riesgo que nadie a su alrededor parecía comprender.
La MCG llegó a nuestra vida com un soplo de aire fresco, nos permitió relajar el estrés que se había convertido en un miembro más de la familia. En el caso de Xabi la unión con su bomba de insulina y su parada predictiva fue un oasis en el desierto que nos hizo ver la luz, disfrutar a tope de las carreras en el parque, de los pilla pilla, de los partidos de fútbol, dormir con tranquilidad por la noche… en fin volver a coger aire y RESPIRAR.
A fecha de hoy mi marido puede llevar una vida laboral con mucha más facilidad y menos desgaste emocional que antaño y mi pequeño disfrutar de los juegos y de desmanes de cualquier niño de su edad. Si en el caso de Xabi le sumas una MCG con sistema que te permite ver los valores a distancia cuando no está contigo, eso se traduce en una TRANQUILIDAD al cuadrado. Con llamadas casi diarias del colegio, o de la abuela cuando está con ella, para preguntarte como actuar en esta o en otra situación pero con un control sin estrés, con un control desde la calma y desde la serenidad de saber que la tecnología nos ayuda y está de nuestra parte. Una tecnología que empieza a ser cada vez más amplia, más completa y diversa y que debe adaptarse a cada perfil de persona, edad, actividad, circunstancia vital…Igual que todos no llevamos el mismo tipo de gafas, no todas las personas con diabetes pueden, ni deben beneficiarse del mismo sistema de MCG.
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