Marzo de 2017. Balneario de Corconte. Estamos en el agua mi mujer, mi hijo Brais de 4 años y yo.
Estamos pero no estamos, y eso es porque encontramos raro al pequeño, no se comporta normal, él que está lleno de vida y le encanta el agua, en esta ocasión está apático y sólo quiere estar en el agua agarrado a uno de nosotros. Y extrañamente hemos tenido que salir 3 veces para que hiciera pis en muy poco tiempo. No se quejaba de nada hasta que llegó la noche.
Toda ella entera la pasó vomitando, bebiendo agua y haciendo pis… Y lo más raro era que hacía un ruido raro al respirar. A la mañana siguiente le llevamos al centro de salud y el médico de urgencias le diagnostica sinusitis y gran deshidratación, recetándole suero para que se bebiera cuanto antes. En un recorrido de 15 minutos se bebió 1,5l de suero glucosado.
Al llegar a casa le dejamos tumbado en el sofá para que durmiera ya que ninguno habíamos pegado ojo en toda la noche. Pasada hora y media no se había movido ni un centímetro, cosa rara en él. Decidimos despertarle porque también queriamos que comiera algo (desde la comida del día anterior no probó ni bocado), pero no fue tarea fácil. Después de un rato largo conseguimos que espabilara mas le hacíamos preguntas y nos respondía cosas raras.
Alarmados llamamos al 112 y los hechos se precipitaron: aparece rápidamente una médica de guardia y le hace diversas pruebas, y un momento antes de que llegue la ambulancia nos anuncia el horror de la hiperglucemia.
El médico de urgencias con su mal diagnóstico casi nos lo mata. Hoy en día hacemos frente con valentía a la diabetes mas tenemos miedo de si un día nos encontramos al «médico» qué puede ocurrir (violencia física no se pasa por nuestras cabezas). Igual teníamos que haberle denunciado.
Brais era un niño feliz y lo sigue siendo (chúpate esa diabetes). Nosotros no lo somos tanto pero verle a él hace que se nos olvide todo. ¡Es un valiente!