Esta noche a las 12.30 de la madrugada se cumplieron tres años del trago de hiel más amargo de mi vida y la de mi mujer.
Nuestra Dulce Princesa Iria tuvo su coma por hipoglucemia. Recordar esos crueles, dolorosos e interminables 6 minutos hasta la reacción por obra y gracia del Glucagón alteran todos mis sentimientos.
No hay noche ni glucemia nocturna que no se nos venga a nuestra memoria el pánico sentido, la angustia, LA IMPOTENCIA de ver a tu ángel transformado en un ser irreconocible, fuera de si,…
Tres años, miles de capilares hechas, cientos de reservorios cambiados, 984 (más 111) días pasados y todo parece una mala pesadilla, pero que a cada momento se convierte en la Bety demoníaca que puede sacar su espada de sufrimiento a cada instante.
Los que tengáis el mal gusto de leer esto incluida esa atracción por el sufrimiento compartido, cambiad de cara. Fuera esa mueca de «Joder que injusto… Pobrecita… Qué pena…». Gracias a las atenciones sanitarias, a nuestros cuidados y a vuestro apoyo, hoy es nuestra dulce princesa que compite feliz glucómetro en mano por repetir unos como una cosaca.
Todo fue un mal sueño. El futuro es de todos nosotros… y de un par de paquetes de tiras reactivas, claro!!!