¡Hola a todos! Espero que disfrutarais de este maravilloso fin de semana que hemos tenido y hayáis recargado las pilas para esta semana que comienza.
Como veis, es lunes por la mañana, un cambio bastante grande. Debido a que el lunes pasado comencé mi periodo de prácticas y he de ajustarme a un horario, este será el día que publique el blog desde ahora (Espero no haya más cambios).
Por cierto, he de decir, ¡Que todo marcha de lujo en la clinica!
Y ahora…
¿Recordáis aquel post que hice mandando un aviso a todo aquel que tenía un diabético en su vida? Hoy quiero dar unos “pequeños” consejos a todas esas madres que tienen a un pequeño/a diabético/a en sus vidas.
Que quede claro, que esto lo hago desde mi punto de vista y sin ofender a nadie. Y recordar ante todo, que yo fui una pequeña diabética con una madre detrás (La cual presento en esta foto) y se a lo que me refiero.
También es cierto, que yo debuté a la edad de 12 años, y la edad dicen que influye mucho. Aunque las madres son siempre igual, a cualquier edad, esas madres protectoras que nos meten en una burbuja en muchas ocasiones. Porque lo hacéis.
Se que las madres lo pasáis mal. En mi caso mi madre salía a llorar al pasillo del hospital, ella pensaba que no la escuchaba… (siento delatarte mami). Se os viene el mundo encima, pensáis que nada va a volver a ser igual, pero de verdad, todo vuelve a la “normalidad”.
Una cosa que quiero dejar clara es, que las madres forman un papel muy importante en el debut del niño/a y que son un pilar fundamental. Al igual que vosotros los llamáis “pequeños guerreros” ellos deben veros como “héroes”. Ser su apoyo, por favor, no clasifiquéis a vuestros hijos solo por la diabetes, vuestros hijos tienen cosas mejores por las que disfrutar de ellos, ayudarlos a realizar todos esos sueños que tienen, empujarlos a hacerlos, no los frenéis nunca. Mi madre se esforzó al máximo por enseñarme todo lo que sé, y ahora por suerte, yo puedo seguir enseñándole a ella. Gracias a toda la confianza y libertad que depositó en mi en su momento.
No se muy bien cómo comenzar esto, lo que intento, es que todas esa madres que viven por la diabetes de sus hijos, se liberen un poco. Y sobretodo, que liberen al niño/a. Es cierto que al principio necesitamos control, que no sabemos lo que hay de cierto, pero muchas con el paso de los años, seguís sin dar un voto de confianza a vuestros hijos.
Esas madres reivindicativas de la diabetes que se indignan cuando alguien no entiende lo que sus hijos tienen, pero que a la vez están constantemente pensando si “esa actividad” es adecuada para su hijo, bueno para sus glucemias.
Si, es importante llevar un buen control, pero no sirve de nada si creamos niños con miedo a vivir por la diabetes en vez de enseñarles a vivir con ella. Siendo el equilibrio lo más importante.
El tema de los estudios es el más conocido, tengamos la edad que tengamos, lo primero que preguntáis cuando entramos por la puerta es, ¿Qué tal tus niveles hoy?. Y la respuesta hay que pensársela, porque tanto si ha sido hiperglucemia, como hipoglucemia, prepárate para una pequeña “regañina”…
De verdad, no sabéis lo que llega a agobiar eso… Limitaros a preguntarles, ¿Qué tal el día?, que os cuenten lo que han hecho, lo que han aprendido, sin les ha pasado algo gracioso… Y creerme, ellos solos acabarán por contaros cuales han sido sus niveles.
Creo que hay veces que si son tan pequeños os da demasiado miedo que comiencen a vivir, el miedo a la guardería, al colegio, el miedo a alejaros de ellos y que no seáis vosotras quien les controle… Ahí es donde debéis confiar, tanto en ellos, como en equipo docente. Si, no siempre el equipo docente es el que te imaginas para el cuidado de la diabetes de tu hijo, es duro escuchar como algunos dicen que no son enfermeros, pero no todos son iguales, y los que destacan, son a los que hay que dar una oportunidad. La enseñanza y esa pequeña libertad desde pequeñitos los preparará para el futuro. Algún día tendrán que irse de casa y serán ellos quienes se ocupen de si mismos, no estaréis siempre detrás de ellos con la máquina y el bolígrafo de insulina.
A muchas de vosotras, os sorprendería lo que vuestros hijos saben y no veis. En el campamento estamos los monitores para su control, pero es a ellos a quien suelo preguntar las raciones que vamos a comer, que cantidad de insulina se pondrían. Son ellos, los más mayores, los que se ofrecen a pinchar a un compañero más pequeño, añadiendo que no les va a doler, que no lo van a notar. Es increíble lo que yo aprendo de esos niños en una sola semana, imaginaros lo que podéis aprender vosotras si les dejáis a ellos que actúen solos.
Con esto, no estoy diciendo que descuidéis a vuestros hijos, simplemente que los liberéis de esa pequeña carga, que les deis un poco de libertad.
He hablado de la libertad de los niños, pero vosotras también debéis descansar un poco de la diabetes de vuestros hijos. Relajaros! Tener tiempo para vosotras, no esteis todo el día pensando en ellos.
Yo no soy madre no, pero si fui niña y mi madre también fue un poco pesada a veces, por eso simplemente daros unos consejos desde el punto de vista de una niña ya adulta.. Si a alguien le molestan mis palabras, lo siento. No pretendía ofender a nadie y menos hacer que cambiéis la manera que tenéis de cuidar a vuestros hijos.
Hasta la semana que viene mis “Dulces sonrisas”. Sed buenos!