Dos años después

Esta mañana, cuando íbamos en coche hacia el cole hemos hablado de lo que hablan cualquier madre con su hija:
– Te acordaste de coger el cuaderno de francés?
– Si….y tú has mandado las invitaciones de mi cumple?
– Si….avisa de que mañana sales antes para ir al endo…
– Uy! Que me acabo de acordar…. no me he sacado el sensor viejo (se los activo pasada la media noche y no le saco el viejo a tales horas…)
Entonces mi cabeza volvió a otro viaje en el mismo coche, con las mismas protagonistas, a la misma hora, justo dos años antes…
Ese 16 de enero las preguntas le salían con calma, con mucho sentido y yo iba muriendo un poquito por dentro mientras aparentaba serenidad…
– Y no se cura nunca???
– Pero…. los pinchazos son como los de la analítica?
– Podré estudiar lo que quiera?
– Podré tener hijos?
– Aunque sea diabética puedo seguir teniendo gato….¿no?
Ella aún no había cumplido los 10 años y mi mundo acababa de derrumbarse. No puedo explicar con palabras lo que sentía, pero la mayoría lo sabréis perfectamente.
Y resulta que ahora ha pasado a formar parte de nuestra vida, con total naturalidad…. tanto me dice que se le está acabando el tippex como que se le están acabando las lancetas, así sin más, sin dramas. Nos lo ha hecho siempre tan fácil….
El «has preparado la mochila del cole?» va seguido por «y la mochi diabética?» como si hubiese estado ahí desde siempre….
(Como podéis ver la foto que le «robé» a su planning semanal, la Dbt es algo que pasó y punto 😅😅😅)
No voy a decir que no haya días en los que siga pensando ¿POR QUÉ? Y maldiciendo su suerte, pero entonces recuerdo algo que me dijo estando en el hospital (hay habitaciones de aislamiento para niños oncológicos ) : «Mamá, no estés triste, por lo menos no soy una niña de las de detrás del cristal» y sabéis qué??? Que tiene razón!!!

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