Mi primera salida fue una semana entera cuando tenía 10 años. Fue en verano y fui casa de una amiguita que venía al pueblo los fines de semana a ver a su abuela. Juntas decidimos plantearles a nuestros padres que por una vez debíamos cambiar y tenía que ser yo quien fuera a verla. Mi madre de entrada se nego en rotundo. Lloré, supliqué, me enfadé, amenazé con no quererla más… hasta que una semana después de mal humor, mi padre dijo que estaba harto y que si quería ir me dejaban ir con la condición de volver igual como me iba, ser responsable y llamar todos los días antes de ponerme la insulina (en esa época utilizaba NPH y me ponía insulina mañana y noche). Le explicamos muy bien tanto a mi amiguita como a su madre qué hacer en caso de hipo y nos fuimos. A día de hoy la sigo recordando como una de las mejores semanas de mi infancia/adolescencia. Todo salió bien, cumplí con todas las llamadas y fue un gran aprendizaje para todos, para mí y para mis padres!!!!
Animo a todos los padres de los dulces guerreros que permitáis que salgan de vez en cuando de casa. Se van a caer, sí, pero son fuertes y responsables y van a saber solventar el problema.