Hoy es el dulce cumpleaños de mi terrón de azúcar. Ocho años ya con su dulce compañera, esa que la acompaña a todas partes, que la pisa los talones y que se ha empeñado en que tienen que ser amigas. Un empeño indiscutible pero que ha ido dando sus frutos con el paso del tiempo. Confianza, fuerza, madurez y superación… Alejandra, te quiero. Y a tod@s es@s madres y padres tras un reciente debut, decidles que el malestar que ahora inunda mente y alma será anécdota con el paso del tiempo, porque el tiempo es fundamental. Por eso en su día escribí estas palabras, las compartí y hoy vuelvo a recordarlas. CON MI MOCHILA A CUESTAS” “Sé cómo te sientes, sé de esos momentos de flaqueza, sé de esa impotencia que te come por dentro, sé de tu dolor… Es inevitable pasar por ello. Al fin y al cabo son nuestr@s hij@s y solo nuestr@s.Solo los que pasamos por la experiencia de esta enfermedad sabemos de qué se trata, al igual que sufren otros padres por otro tipo de enfermedad con mayores o menores complicaciones y sacrificio, aunque en el fondo a cada uno le duele lo suyo y a veces sin importarle lo que le duela al de enfrente. Las noches interminables, los días no son menos cuando están en el cole lejos de ti con la inseguridad que ello conlleva. Y precisamente eso, el paso de los días, las noches, en definitiva, el paso del tiempo hace que todo vaya siendo más fácil. Para mí los primeros años no vivía con la diabetes, que es de lo que se trata. Yo vivía para la diabetes. Así lo sentía. Dejé mi vida laboral y social por culpa de la enfermedad. Alejandra era mi mochila, a todas partes con ella a cuestas pero era la única manera de sentirme segura. Tenía claro que ella necesitaba toda mi atención hasta el punto de renunciar a volver a ser madre. No quería que Alejandra fuese hija única pero las circunstancias cambiaron mis planes. Comentarios como los que tú has escuchado también han llegado a mis oídos y con toda naturalidad, teniendo en cuenta la ignorancia, ha tenido su merecida respuesta. Cumpleaños sin mi compañía, dormir en casa de alguna amiguita … !Que lejos veía yo eso! Pero el tiempo fue pasando y Alejandra iba creciendo. Llegó la hora de plantearse comenzar a medio volar solita con Tía Betty, a aprender de sus bajadas, de sus subidas, de qué, cuánto y cuándo comer para estabilizar las glucemias. Su madurez y responsabilidad han sido de gran ayuda para mí. Por fin la seguridad y confianza volvían a estar presente en mi vida, la mochila podía dejarla aparcada y retomar viejas costumbres: una comida con las amigas, ir de compras, salir a dar una vuelta …. en definitiva , poder hacer todas esas pequeñas cosas rutinarias que en los últimos años iba siempre acompañada de mi hija o en el peor de los casos las había aparcado. Y decididamente había llegado el momento de aumentar la familia. La llegada de Martina en Agosto del 2011 nos colmó de felicidad y en particular a su hermana. Hoy Alejandra tiene 10 años. Echo la vista atrás y a pesar de todo lo sufrido en el pasado “gracias” a la Tía Betty , en el presente intento y logro quedarme con los mejores recuerdos: las excursiones con el cole, su primer cumpleaños diabética con tres añitos, los viajes que hemos hecho a Euro Disney, a Ibiza, a Nueva York, ,a Galicia, al Pirineo, a la playa…Su primera noche en casa de una amiguita, la primera vez que se hizo el control y cuando se puso ella solita la insulina, su primer campamento con niñ@s diabéticos en Cantabria…Todos han sido logros para ella y para nosotros. En definitiva, el paso del tiempo ha sido parte fundamental.