Fernando

Carpe Diem Aunque algunos creen que la vida es lineal, yo pienso que la vida es circular. Y en nuestro caso ese círculo es un gran círculo de color azul que siempre nos da otra oportunidad y que hace que siempre podamos volver al punto de partida para andar o desandar nuestro propio camino. Es entonces cuando la vida se convierte en un viaje, en una maravillosa aventura. Y mi aventura con la diabetes comienza por estas fechas, pero unos años atrás… Estamos en Junio de 1990. En aquellos maravillosos años el hecho de practicar deporte hizo que pareciera algo normal que adelgazase tanto, pero por las noches, cuando acababa de cenar la sed era voraz y las visitas al aseo frecuentes. Un familiar ATS me recomendó que me hiciera una analítica y los resultados confirmaron sus sospechas. Un viernes de mediados de Junio de 1990 debuté en el mundo de la diabetes y ese fue mi primer viernes azul. Ese viernes mi actual pareja y yo teníamos previsto ir al cine a ver el estreno de “El club de los poetas muertos” y pese a las malas noticias, allí fuimos y nos hartamos de llorar, pero esas lagrimas sirvieron para limpiar la percepción de las cosas y para comprender que había que aprovechar el momento, que había que subirse al pupitre, gritar ¡oh capitán, mi capitán! Y desde esa posición elevada, ver las cosas con otra perspectiva. Y pasados los años y después de compartir momentos con agujas, tiras y lancetas, volvemos a estar en Junio, y yo sigo el camino trazado por ese gran círculo azul. Y sigo subiéndome al pupitre para ver las cosas desde otro punto de vista, el punto de vista del “sí se puede”, el punto de vista de no negar lo que soy. Y no soy ni más ni menos que nadie, solo tengo el páncreas escacharrao y me tengo que esforzar todos los días para tener controlada mi enfermedad. Y cuando me preguntan si soy diabético, les digo que sí. Y si les dijera que no me controlo, causaría en ellos compasión, pero como les digo que sí que me controlo, lo que causo en ellos es admiración. Porque ser personas con diabetes no nos hace ser diferentes, simplemente nos hace ser especiales

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