Yo soy diabética.
Vivo todos los dias pendiente de mi azúcar, de lo que como, del ejercicio que hago, de la insulina que me pincho.
Vivo todos los dias sabiendo que cada día de mi vida es un día diferente porque para mí, nunca hay dos días iguales. Mi cuerpo no reacciona igual a la insulina dos días seguidos.
Admiro profundamente a los niños, adolescentes y diabéticos de todas las edades que como a mi, les ha tocado luchar con esta enfermedad. Más si cabe, admiro a los padres de esos niños y adolescentes que han de tomar muchas decisiones importantes con respecto a la salud de sus hijos cada dia del año varias veces al día.
Ya he olvidado lo que significa comer sin pasar mi «maquinita de azucar» por mi «pila blanca del brazo» para saber como estoy o para saber si por hoy he acertado con la dosis de insulina. Porque mañana… ya veremos como está.
Vivo todos los días sabiendo que a pesar de esta enfermedad, soy una persona muy afortunada, porque gracias a ella sé lo que significa vivir, lo que significa no rendirse cuando ves que hay dias que tu azucar no baja ni aunque te pongas toneladas de insulina y sientas que te ha pasado un tren por encima fisica y emocionalmente hablando o cuando está tan bajita que no puedes pensar con claridad y tu cuerpo tiembla.
No es una vida fácil la de un diabético, pero cuando ves que tus cifras están bien te entran ganas de saltar de alegría y de bailar!!!!! todos tenemos ganas de conseguir la cifra mágica del 111….
A pesar de todo…. LA VIDA ES MARAVILLOSA