Rosario Marín (@ChariMD)
Con este título resumo el espíritu que representa la esencia de la Transdiabetes: Esa iniciativa solidaria y simbólica gestada en las redes sociales – concretamente a través del grupo de Facebook, acertadamente, llamado ‘Noches Sin Dormir’-que se está celebrando estos días por toda España con el único objetivo de concienciar a todo el mundo, y en todo el territorio nacional y transnacional, lo que implica convivir con diabetes (ya sea la tipo 1 ,la 2 o la popularmente conocida como tipo 3, que es la que llevan los familiares, cuidadores o allegados a la persona diabética).
Es indescriptible la sensación que sientes cuando caminas rodeada por esa marea azul (color que simboliza a la diabetes en todo el mundo) de globos, logos, camisetas, círculos y, en definitiva, de personas que luchan día a día y hacen ‘malabares’ para mantener unos niveles de glucemia dentro de un nivel aceptable, porque saben que de ello depende su calidad de vida, presente y futura.
Es indescriptible la sensación que sientes cuando dentro de esa corriente azul compartes con niños pequeños – recién incorporados a la vida-; adolescentes; jóvenes; adultos; mayores; de todas las condiciones sociales; de todas las ideologías; con todo tipo de hobbies; y con todo tipo de sueños; pero con un denominador común: la DIABETES. Porque ésta, no discrimina, ni segmenta a su público objetivo, alcanza a todo el mundo para transformar por y para siempre todas sus dimensiones vitales: personal, profesional, educacional o social.
Por ello, son tan relevantes iniciativas como éstas, llámese Transdiabetes o de cualquier otra manera, el nombre es lo de menos. Lo esencial y lo que importa realmente es ese espíritu de lucha y de unión común que siempre debe permanecer y aumentar. Porque es precioso poder compartir, aunque sea una vez al año y durante unas horas, con gente que habla en tu mismo ‘idioma’: el de las raciones de hidratos; las unidades de insulina; las ‘hipo’; las ‘hiper’; los sensores de glucosa; las bombas de insulina; los catéteres; los reservorios; y el lenguaje, en muchas ocasiones, de las noches sin dormir.
Porque es precioso ver a un niño pequeño que te mira inocentemente y te dice: “Yo también tengo una maquinita como la tuya y sabes…me pincho el dedito 6 veces al día para hacerme los controles, a ¿qué te gano? Y tú le respondes, con la conciencia y experiencia que te dan los años de diabetes: “Tú eres un ángel luchador, un campeón y sigue así que lo estás haciendo fantástico”.
Estos momentos no tienen precio. Por ello hay que seguir compartiendo, porque ya que la diabetes nos ha alcanzado con sus alas, vamos a poner una bonita sonrisa y a caminar juntos agarrados de la mano, porque la mochila compartida es menos pesada y el camino se hace mucho más agradable y llevadero.
Y porque además, como comenté en otro post que escribí sobre este tema, en diabetes aún queda mucho por hacer y que avanzar: en educación diabetológica; investigación; legislación o sanidad. Pero lo que está claro, es que si queremos conseguir algo, tenemos que estar unidos, porque la unión hace la fuerza y porque, al igual que empiezo termino: ‘DIABÉTICOS UNIDOS, JAMÁS SERÁN VENCIDOS’.