Maida

Bueno mi debut comenzó el día de mi 35 cumpleaños, en agosto del 2011 y de casualidad. En mi familia materna siempre han sido “dulces” y con grandes complicaciones, familiarizada con la enfermedad desde pequeña y con controles anuales para detectarla. Puedo decir que conocía a la perfección los primeros síntomas y siempre había pensado que si me pasará a mi lo sabría detectar a tiempo, pues no fue así, y es que en mi familia somos “raros” en cuestión de la diabetes. Decir que en la familia no ha habido diabetes infantil o juvenil, nuestra diabetes ha aparecido sobre los 30 años, de manera rápida y sin síntomas. Nada de perdida de peso, nada de acetonas, nada de comas diabéticos, nada de aumento de apetito o micción, solamente cansancio pero nada exagerado.
Lo mío tengo que agradecer que nuestras ganas de tener un niño/a detectarán la enfermedad. Empezamos en febrero del 2011, me mandan una analítica de control para ver como estaba mi cuerpo para el tema de la maternidad. En la visita a la ginecóloga, solo se dedica a decirme que no voy a poder tener hijos por que tengo endometriosis, por una eco (mal hecha) y mirarme a la cara. Como no me quedo conforme con su “diagnostico” pedimos una segunda opinión, resultó que era errónea y en agosto repiten analítica para buscar las causas de mi infertilidad. Sorpresa, el ginecólogo ve que estoy perfecta para tener un niño/a pero que en la analítica ha salido 300 de azúcar, me quedo de piedra y le indico que en la familia hay antecedentes, me remite él mismo a urgencias a que me repitan las pruebas. Ese mismo día pido que me remitan a mi endocrino, al que ha llevado a toda mi familia, he inicio la medicación de insulina lenta. Seguimos con las sorpresas, cuando acudo al médico de cabecera para que me de pautas, resulta que en la analítica de febrero 2011, esa que me pide la ginecóloga ya había una cifra de diabetes de 360 en ayunas, vamos que la “profesional” que me atendió pasó de mencionarme que ya era dulce, me pase 6 meses de mi vida con una ruleta rusa en mi cuerpo, por que yo seguía con mis atracones de chocolate y demás. (Cómo digo sin ningún síntoma), vamos que perfectamente podía haber caído en un coma. Podéis imaginaros el temblor de piernas que me entraron, sabiendo las cifras que mi cuerpo manejaba y lo que podía haber pasado. La primera visita al endocrino como paciente, fue llena de lloros y miedos, me tranquilizó muchísimo ya que pese a todo yo ya llevaba lecciones de la enfermedad aprendidas, llevaba camino hecho de como reaccionar ante situaciones de bajadas y subidas, lo he vivido con mis familiares y sabría reaccionar y no me iba a pillar tan de novata, aunque como me dijo no es lo mismo verlo que pasarlo. Mis miedos por la agresividad de la diabetes en mi familia, como me dijo, no todos los cuerpos son iguales y con prevención no tienen que llegar, soy constante en lo que debo hacer y de hecho he conseguido ser madre hace 3 meses de una niña preciosa con una glico de 6’3 (mi endocrino no me dejaba quedarme embarazada si la glico no la bajaba). Me inyecto insulina lenta y rápida, y mi cuerpo aun esta en una montaña rusa por el tema hormonal del embarazo con muchos picos de hipoglucemias y sé que tengo mucho camino que recorrer, pero como dice mi marido, no puede estar mejor que con una persona tan dulce como yo y que juntos iremos poco a poco saltando esos obstáculos.

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